El esguince de tobillo es una de las lesiones más comunes, y sin embargo siempre nos encontramos con alguien que nos habla de problemas en el tobillo por un “esguince mal curado” o personas que una vez han sufrido un esguince, empiezan a tener esguinces de repetición.
Quizás durante mucho tiempo no se le haya dado la importancia que tiene esta patología, ya que una vez recuperado el ligamento dañado se daba por solucionado el problema. Sin embargo un esguince de tobillo puede ser causante de muchos problemas posteriores si no se resuelve bien.
ESGUINCE DE TOBILLO EXTERNO
Cuando se habla de esguince de tobillo, normalmente se hace alusión al esguince externo de tobillo, por ser el más habitual. Es una lesión del ligamento lateral externo del tobillo en la que también se afecta la cápsula articular y los músculos peroneos. Se produce por un movimiento forzado de inversión del pie y con ello se ven afectados uno o varios de los tres haces que componen el ligamento lateral externo. Se observa tumefacción alrededor de la articulación y hematoma.
Se habla de tres grados de esguince. En el esguince de primer grado hay una distensión del ligamento afectado, en el de segundo grado hay rotura parcial del ligamento y en el de tercer grado hay una rotura completa del ligamento (pueden precisar cirugía).
VISIÓN OSTEOPÁTICA DE LAS DISFUNCIONES MECÁNICAS DEL ESGUINCE DE TOBILLO
Además de la afectación ligamentaria, las disfunciones mecánicas más comunes son:
– Disfunción somática en compresión tibiotarsiana.
– Disfunción somática de astrágalo anterior o tibia anterior que limitan la flexión dorsal de tobillo.
– Disfunción somática de la articulación peroneotibial superior posterior.
– Disfunción de la articulación peroneotibial inferior.
– Disfunción somática en calcáneo interno.
– Disfunción somática en inferioridad de la pareja cuboides/escafoides.
Todas estas disfunciones son pequeños desajustes entre los huesos del pie que provocan bloqueos articulares y tienen diversas consecuencias si no se solucionan (aunque el ligamento se haya recuperado sin problemas). Estas disfunciones no suelen tener demasiada importancia para la medicina ortodoxa, pero los osteópatas sabemos que es vital tratarlas para que en un futuro no se produzcan esguinces de repetición, “esguinces mal curados”, problemas de rodilla, cadera o incluso de espalda, puesto que el pie es un captor postural.
Asimismo, el restablecimiento de la propiocepción en el tobillo es imprescindible para evitar recidivas. Podemos definir propiocepción como la capacidad que tiene el organismo de ubicar la posición de nuestras articulaciones y músculos para poder mantener el cuerpo en equilibrio. Debe restablecerse mediante ejercicios y tratamiento específico.
TRATAMIENTO OSTEPÁTICO DE ESGUINCE DE TOBILLO SOMA SALUD
Es fundamental tratar bien un esguince de tobillo porque si no se liberan las disfunciones mecánicas del pie, con el tiempo pueden aparecer síntomas a distancia (por ejemplo una lumbalgia) como consecuencia de las adaptaciones requeridas para compensar el problema del pie.
El tratamiento osteopático de un esguince de tobillo se planifica después de haber confirmado el diagnóstico y hacer una serie de pruebas funcionales.
Cabe diferenciar el tratamiento en fase aguda del esguince y el que se realiza en fases tardías o crónicas.
En una fase aguda nos centraremos en el tratamiento específico del pie para luego dar paso a un abordaje global del paciente.
Primero trataremos las disfunciones tanto en el pie como en rodilla u otras articulaciones, provocadas por el traumatismo, y restablecer así el equilibrio biomecánico. Al mismo tiempo, nos ocuparemos de tratar el ligamento y músculos afectados. Por último trabajaremos la propiocepción.